En la historia de este mes –aunque no todos logren la rapidísima recuperación de este joven– queremos transmitir el mensaje de que se puede. Con apoyo, esperanza y una meta, no solo es posible la recuperación propia, sino el ser inspiración para otros que están pasando por lo mismo y muchos otros que no, pero se comprometen con la causa y suman a la cruzada.

Los Red Sox de Boston –uno de los equipos de baseball más importantes de Estados Unidos-, son también campeones en la lucha contra el cáncer. Desde 1953, trabajan junto a la Fundación Jimmy, cuya misión es recaudar fondos para niños con cualquier forma de cáncer con el fin de salvar vidas, encontrar curas y sobre todo mejorar la calidad de vida de niños con cáncer y sus familias alrededor del mundo.   

Desde el comienzo de esta relación, los dirigentes, entrenadores, jugadores y seguidores del equipo han apoyado la causa con entusiasmo, colaborando en fomentar la investigación del cáncer y sus tratamientos, y llevando esperanza a muchos niños y también adultos que enfrentan esta enfermedad.

Esta relación de más de 50 años, tomó un giro  inesperado luego de que uno de los miembros de su equipo fue diagnosticado con un tipo de linfoma no-Hodgkin.

   En agosto del pasado año 2006 Jon Lester de 23 años, pitcher del equipo de baseball de Boston Red Sox, tuvo que interrumpir su temporada debido a un dolor en su espalda que pensó provenía de un accidente de autos sufrido un tiempo atrás. Luego de una serie de exámenes, sin embargo, se le detectó linfoma anaplásico de células grandes, un tipo de linfoma que representa solo del 1 a 2% de todos los linfomas. 
 
Una semana más tarde fue intervenido quirúrgicamente, y realizó 6 sesiones de quimioterapia, que luego de las nauseas después de la primer sesión, no le trajeron malestares. 
 
Al momento del diagnóstico, fue un gran consuelo el hecho de que el cáncer no hubiese alcanzado la médula o cualquier otro órgano, y de que los médicos se sintieran seguros, y decidieran esperar una semana para llevar a cabo la operación y fue fundamental el apoyo de sus padres, su novia y muchos otros: “No podría haber tenido mejor compañía y apoyo”, comentó luego Jon.

El pronóstico de los doctores fue similar al de los pacientes en su situación, es decir, que recuperaría fuerza en unos seis meses, aunque a dos de finalizado el tratamiento, estaba de vuelta en el campo de juego. Lester recuperó el peso perdido durante el tratamiento, y sus brazos volvieron a estar poderosos, sus piernas fuertes y su apariencia saludable.    
 
“Ya no soy tan duro conmigo mismo como era el año pasado. Hoy la cuestión es disfrutar del juego, y no tan estrictamente el resultado. Estoy tratando de disfrutar las cosas, día a día, y vivir mi vida lo mejor que puedo”.

 
 
Todos estaban sorprendidos, sin embargo como declaró luego de su ‘segundo primer juego’: “Yo esperaba estar aquí, a pesar de que no creo que alguien más lo haya hecho. Mi objetivo claro era estar de vuelta, no sorprender a alguien.”
     
   La cadena de solidaridad y esperanza, se completa con un grupo de cinco estudiantes de Boston que  sintieron la necesidad de sumarse a la causa y decidieron buscar un sponsor para producir pulseras de silicona en honor a Jon y su lucha contra el cáncer. 
El mismo día en que el diagnóstico de Jon fue público, buscaron un sponsor que las produjera, e inmediatamente salieron a la venta. Lo recaudado se donó –y se sigue destinando- a la Fundación Jimmy en nombre del basebolista.

Fuentes:

ESPN.com (12-05-2006). Report: Lester's latest CT scan clean.
The Lester Project.
The Jimmy Fund.
Entrevistas de radio y gráficas a Jon Lester.