| La fatiga, los hematomas frecuentes y las infecciones de repetición no  son específicos de SMD y pueden aparecer con multitud de situaciones y  enfermedades tanto leves como graves. Los trabajos para establecer el  diagnóstico comienzan por el análisis cuidadoso de las células de la sangre en  primer lugar y de la médula ósea en segundo lugar.  El hallazgo de citopenia  relativamente estable y persistente (al menos 6 meses) en la sangre,  generalmente anemia, suele ser el primero y apunta hacia un SMD, por la característica  apoptosis descontrolada que ya se ha mencionado.  La presencia de células  inmaduras o displásicas en la sangre también es un signo sugerente. La  obtención de una muestra de médula ósea mediante aspirado (generalmente  mediante punción en la cresta ilíaca de la pelvis) es también necesaria para  evaluar el número de blastos, y en particular de sideroblastos en anillo, el  grado y proporción de células displásicas y el equilibrio entre las poblaciones  de diferentes linajes.  Hay que descartar otras causas de citopenia/anemia (como  el déficit de eritropoyetina, de vitamina B12, o enfermedades hereditarias) y  de displasia (como las infecciones por algunos virus, incluyendo VIH, y el  empleo previo de ciertos fármacos); y recabar datos, en caso de haberlos, sobre  los tratamientos anteriores que se hayan empleado para la anemia.  La obtención  de células de la médula ósea también es importante para el tercer bloque de  evaluaciones para el diagnóstico, la citogenética de la médula ósea; o lo que  es lo mismo, la evaluación del material genético de estas células.  Además del  característico síndrome asociado a la deleción aislada del brazo largo del  cromosoma 5 (5q), se han identificado otras alteraciones citogenéticas que se  repiten y asocian entre sí con relativa frecuencia, como las recogidas  anteriormente en la tabla sobre la clasificación IPSS y otras; las cuales son  muy relevantes para diferenciar los SMD de otros cánceres hematológicos,  especialmente aquellos con un comportamiento mixto displásico y proliferativo  (ejemplos de estos son la leucemia mielomonocítica crónica y la leucemia  mieloide crónica atípica).
 De modo esquemático, los componentes esenciales del diagnóstico de SMD  son los siguientes: 
                                                            Citopenia       estable, de al menos 6 meses de duración (o de 2 meses si hay alteración       citogenética característica o displasia multilinaje) Ausencia       de otras causas de citopenia y/o displasia Junto a estos componentes requeridos, en las células de la médula ósea  debe encontrarse al menos uno de los siguientes hallazgos:  
                                                            Displasia       en 10% de las células en al menos un linaje Presencia       de blastos en una proporción comprendida entre el 5 % y el 19 % Presencia       de una alteración citogenética asociada al SMD, como del(5q) y otras. Cuando se dispone de la información completa, se debe afinar el  diagnóstico, empleando tanto la clasificación FAB como la de la OMS más  reciente; así como el establecimiento de la puntuación pronóstica (IPSS) para  decidir el tratamiento más adecuado para cada paciente.  |