A este dibujo lo realicé automáticamente sin pensar en la enfermedad en el año 2000, cuando me diagnosticaron linfoma. Con el tiempo, me maravillé de lo que encontré en él: el fondo rojo es la sangre buena y sana que tengo en el cuerpo, mientras que el óvalo morado, el linfoma, la sangre enferma. La planta nace, se nutre, de la sangre buena y penetra en el linfoma para curarlo. En ese momento recién comenzaba con la quimio, por eso la plantita es chica, pero la intención es que crezca e inunde todo el linfoma de sangre buena y lo cure. Si bien he tenido en julio, una reactivación en el mismo lugar, a la esperanza jamás la he perdido.”