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El testimonio de Patricia Moreno |
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Invitamos a todos aquellos que nos quieran hacer llegar su testimonio como lo hizo Patricia Moreno a enviarnos un mail a info@linfomasargentina.org.
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¡Muchísimas gracias Patricia por tus palabras! |
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“Mi nombre es Patricia Mónica Moreno, tengo 43 años, casada, 3 hijos, soy docente y vivo en la ciudad de Mar del Plata, Pcia. de Buenos Aires.
En el año 2004 me diagnosticaron un Linfoma No Hodgkin y quería contarles mi experiencia, ya que desde antes de saber el diagnóstico, lo cual me llevó dos meses y medio averiguarlo, y hasta el día de hoy sentí, siento y creo que todo esto que viví y vivo tiene que tener un sentido y que debo hacer algo con todo esto y una manera es, de ser posible, ayudar a otros, por lo que me pongo a disposición para aquello que ustedes estimen necesario.
Mi historia comenzó en agosto del 2004 cuando noté un ganglio un poco inflamado en el cuello del lado izquierdo, inmediatamente fui a mi médico clínico de cabecera. Al principio se creyó que tenía relación con una infección en una muela que había tenido 15 días antes, me derivó a un odontólogo y que lo volviera a ver nuevamente con el resultado de la visita al dentista. Así lo hice porque el ganglio seguía igual, me mandó a realizarme una ecografía y con ello entrevistarme con un especialista en cuello y cabeza, el cual me hizo infinidad de estudios: análisis de sangre y orina completísimos, radiografía de tórax y una punción en el ganglio, que para esa altura ya había crecido mucho.
Todos los estudios según el especialista salían bien y salvo la infección en la muela yo no tenía ni había tenido ningún síntoma anormal de ningún tipo nunca. Decide operarme el 23 de septiembre para averiguar lo que tenía, hasta ese momento no era claro. Con un diagnóstico sospechaba un quiste por mal formación de nacimiento y como algo poco probable un linfoma escondido detrás del quiste. Me operan y me informan que no saben lo tengo, descartan quiste y algo maligno y sospechan de una infección a determinar con la biopsia de lo extraído, quiero aclarar que el tamaño del bulto en el cuello antes de la operación para esa altura era desde la oreja hasta casi la tráquea.
A los 10 días vuelvo a la consulta a sacarme los puntos con el cuello más inflamado que antes de la operación y el médico que no tenía la menor idea de lo que tenía porque la biopsia descartaba todo tumor maligno.
Desesperada decido con mi esposo y médico clínico (el cual jamás dejó de estar a mi lado) buscar la opinión de otros médicos que ya me hablaban más seriamente de un linfoma y de volverme a operar en forma urgente ya que empecé a tener dolores muy fuertes desde la nuca hasta el ojo izquierdo, de hecho me tuve que internar de urgencia por los dolores insoportables que tenía y el 20 de octubre, a menos de un mes de la primera operación fui operada nuevamente.
No puedo explicar lo terrible, desolador y desesperante que fue ese tiempo para mí y mi familia.
Una semana después me confirmaron el diagnóstico, que para esa altura fue un alivio y no una terrible noticia, porque ahora sabía a qué le estaba peleando y tenía la oportunidad de hacerlo.
No fue fácil, decidí poner lo mejor de mí, no sabía como iba a terminar la historia, ni si había tiempo para mí, pero tenia claro que sentada y llorando no me iba a quedar, tengo una familia maravillosa, unos padres fabulosos, unos amigos de fierro y una vocación que ejerzo, que necesitan y esperaban verme poner bien.
Así, me entregué a la quimio, a la total caída del pelo, a los altibajos anímicos y por sobre todo a la vida.
Me dejé abrazar por el amor de mi esposo, hijos, padres, amigos, alumnos, compañeros de trabajo, por mi médico de cabecera que no dejó de acompañarnos y de ocuparse y por la fe en Dios. Me puse a escribir en un cuaderno todo lo que vivía y sentía y aún hoy lo sigo haciendo.
Desde abril he vuelto a trabajar y estoy tratando de retomar mi vida.” |
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